lunes, 18 de febrero de 2013

La puerta a los infiernos

Siento que a cada grano que se deposita en la parte de abajo del reloj, se va apretando más el nudo que rodea mi garganta, me aleja un centímetro más del cielo para acercarme más al infierno. Veo dos guardianes custodiando la puerta que da acceso al mismo, de aspecto sereno y seguro, como asegurándome que no tengo nada que temer, que ya todo está hecho. Da igual que mire para otro lado, los granos de arena siguen cayendo, van cubriendo mis pies y me cuesta mucho moverme. Los guardianes me siguen diciendo que no me preocupe, pronto todo habrá terminado. La arena sobrepasa ya mi cintura. Extraño ataúd de arena y sal para albergar el momento presente. Los guardianes extienden sus brazos, la arena cubre ya todo mi cuerpo, y con un golpe certero los guardianes rompen mi ataúd para hacerme libre... para descender a los infiernos... para enterrar el presente.