viernes, 28 de febrero de 2014

Dispersión

dispersión.
(Del lat. dispersĭo, -ōnis).
1. f. Acción y efecto de dispersar.
2. f. Fís. Separación de los diversos colores espectrales de un rayo de luz, por medio de un prisma u otro medio adecuado.
3. f. Fís. y Quím. Sustancia aparentemente homogénea, en cuyo seno hay otra finamente dividida.
4. f. Mat. Distribución estadística de un conjunto de valores.
5. f. Quím. Fluido en cuya masa está contenido uniformemente un cuerpo en suspensión o en estado coloidal.


dispersar.
(De disperso).
1. tr. Separar y diseminar lo que estaba o solía estar reunido. Dispersar una manifestación, un rebaño. U. t. c. prnl.
2. tr. Dividir el esfuerzo, la atención o la actividad, aplicándolos desordenadamente en múltiples direcciones.
3. tr. Mil. Romper, desbaratar al enemigo haciéndole huir y diseminarse en completo desorden. U. t. c. prnl.
4. tr. Mil. Desplegar en orden abierto de guerrilla una fuerza. U. m. c. prnl.


Dos palabras. Dos definiciones. Una derivada de la otra. Varias acepciones cada una de ellas. Combino la definición 1 de dispersión con las definiciones 1 y 2 de dispersar. Reconozco que no me gusta cómo suenan al unirlas. Incluso me provoca escalofrío recogerlas silenciosamente en mi mente. La sola idea de pensar en la idea de dividir en vez de unir nunca se ha encontrado en mi hoja de ruta. 

Pero llegado a este momento de mi vida, me propongo mirar desde la parte de atrás esas palabras. Donde antes veía temor, ahora veo ilusión.

Sólo hemos de encontrar la chispa adecuada para que esa dispersión se traduzca en un gran big bang que inunde todo nuestro universo con buenas vibraciones. Así me despido de ti, Febrero, con la promesa de volver a reunirme contigo el año que viene y contarte que George Gamow no se equivocó con su teoría.



martes, 11 de febrero de 2014

Pequeñas cosas

            Toda la vida me he considerado un aficionado empedernido de esos puzzles de miles de piezas que veo al pasar frente al escaparate de cualquier librería o juguetería. Desde siempre han provocado en mí una emoción interna difícil de describir. Conseguir un tablero adecuado sobre el que ir construyéndolo, habilitar un espacio para desarrollar dicha actividad, abrir por primera vez la bolsa que contiene las piezas que aguardan a que comience su danza de aquí para allá, separar las que conformarán el marco de la imagen de las que lo acabarán llenando,...

            La espectativa de soñar con construir algo grande y bonito siempre es un impulso constante y potente ante una tarea ardua, paciente y reconfortante como esta. No por ello se ve privada de momentos de flaqueza en los que la desesperación de una pieza que no terminar de encajar en ninguno de los huecos hace aflorar cierta consternación porque, por más que nos obcecamos y empeñamos, no conseguimos asignarle un lugar adecuado, ni aún introduciéndo esa pieza a presión, intentando convencernos a nosotros mismos de que esa pieza tiene que ir ahí sí o sí. Finalmente, y por mucho que nos pese admitirlo, terminamos apartando esa pieza a un lado para retomarla más adelante, en otro momento en que nuestra perspectiva nos ayude a encontrar su posición adecuada.

            Y así, entre momentos de satisfacción y decepción, vemos cómo lo que en un principio no era más que un tablero vacío, se va llenando, va tomando forma con horas y horas de esfuerzo, de entendimiento, de dedicación, de autoencuentro con nosotros mismos, y donde en un principio no había nada, ahora tenemos una historia que hemos ido construyendo pasito a pasito, pieza a pieza. Y damos un paso atrás para contemplar con más perspectiva la magia que desprende el fruto de ese trabajo. Y nos permitimos una sonrisa sincera. Y ese impulso inicial vuelve a retomar esa potente energía que recorrió cada parte de nuestro cuerpo en un principio.

            Luego llegan esos días en que deseamos compartir ese logro con los demás, y hacerlos partícipes del mismo dejando que con su enfoque y perspectiva sobre el mismo, coloquen esa pieza que les corresponde a ellos por derecho propio. Y es en ese momento cuando el puzzle que en su día comenzamos a montar solos, adquiere verdadero significado, porque en la magia de lo compartido está el verdadero sentido de la vida. Ahí es cuando ese puzzle sí que es especial de verdad, único e irrepetible.

            También tenemos luego esos momentos de bloqueo sentimos que ya no tiene sentido continuar con la culminación de esa obra, que el tiempo invertido en la misma lo damos por perdido. Que no vemos más allá de como hacer encajar esa particular pieza que giramos una y otra vez y probamos a colocar en todos los huecos disponibles. Y aún así, nada.

            Y así es la vida, como un puzzle enorme con miles de piezas, donde todas y cada una de ellas cumple su función y es igual de importante que el resto, donde cada momento vivido, cada persona que se ha cruzado en nuestro camino, cada encuentro, cada ilusión, cada tropiezo, conforman esa imagen final que se mire por donde se mire, es bella, única, valiosa e irrepetible.

            A día de hoy, sigo siendo un empedernido de esta afición, y sigo disfrutando con cada pieza que descubro e incorporo a mi puzzle. Esas pequeñas cosas, que son las que hacen la vida.


lunes, 3 de febrero de 2014

El poder Guachi

            Más de cuatro meses han pasado ya desde que se diera el pistoletazo de salida a este proyecto que con tanto cariño se ha ido gestando. Han sido cantidad de ensayos entremezclados con muchas risas, con muchos abrazos sinceros, con confidencias muy personales, sorpresas muy  muy agradables, emociones, mucha gente nueva que se ha incorporado en nuestras vidas que han venido para quedarse, muchísima ilusión, los nervios de comenzar un "ocho" con el pie adecuado, el gran carisma de los actores que ponen voz a esta historia, la ayuda desinteresada de tantas personas que en todo momento han tenido un "sí" por respuesta,...

            Y cuando ya por fin hemos podido ver todo el conjunto en escena en el primer ensayo general, son tantas las emociones que nos han inundado, que las palabras se vuelven escasas para describirlo.

            En ocasiones como esta, en que la voluntad y las ganas van por delante, se hace realidad esa frase que dice que "granito a granito, se hace montaña".

A todos estos pequeños-grandes "granitos de arena", mi admiración y mi enhorabuena, y por delante de todo, mi gratitud.