jueves, 26 de diciembre de 2013

Alma

            No se me ocurre mejor manera que cerrar este año con el siguiente corto animado que me ha hecho enternecerme y recapacitar a cantidades iguales.

            Enternecerme porque todo lo que desprende es magia pura, es la inocencia que perdimos cuando la vida comenzó a avanzar más rápida que nuestros pasos, es esa mirada curiosa de que lo desconocido deje de serlo.

            Recapacitar porque, por mucho que me pese, ójala y fuese así de sencillo entrar en el corazón de esa persona que alimenta nuestra admiración y respeto, con solo rozarle y pasar a formar parte de su alma, ver a través de sus ojos, sentir a través de sus manos, compartir esas lágrimas que a veces se dejan escapar...

            Con este emotivo corto animado, os entrego un pedacito de mi alma.


lunes, 2 de diciembre de 2013

¡Oh capitán, mi capitán!

            Solo he tenido tres amores verdaderos en cuanto a personajes de cine se refiere: John Keating (ese profesor nuevo de literatura que llega a la prestigiosa academia estadounidense Welton, interpretado por un magnífico Robin Williams en El Club de los Poetas Muertos), Christy Brown (poeta, pintor y escritor irlandés con parálisis cerebral, a quien da vida Daniel Day-Lewis en Mi Pie Izquierdo), y por supuesto, la mejor y más incansable hada madrina de los últimos años, mi adorada Amélie (una joven camarera que decida cambiar su vida el mismo día que descubre que Lady Di ha fallecido, recreada con una magia especial por una insuperable Audrey Tautou).

            Son esos personajes que entremezclan a partes iguales realidad y ficción los que han conseguido activar algo dentro de mí por arte de alguna magia extraña, haciendo que camine junto a ellos para ser partícipe de sus miedos, sus logros, sus resignaciones, sus pensamientos, sus particulares formas de cabalgar la vida; esa que a diario nos pone a prueba de maneras a veces inimaginables e incomprensibles.

            Cada día al levantarme lo hago sintiéndome parte como John Keating, parte como Christy Brown, y parte como Amélie. Es como ese bizcocho al que añades unas raspaduras de limón, un espolvoreado de cacao, y un toque de canela... ¡delicioso!

            Hay a quien por la noche le reconforta dedicar unas oraciones a un dios en particular (sea cual sea ese dios). Yo, con permiso de John Keating, despido cada día con estas palabras:


“El día de hoy no se volverá a repetir. Vive intensamente cada instante, lo que no significa alocadamente; sino mimando cada situación, escuchando a cada compañero, intentando realizar cada sueño positivo, buscando el éxito del otro; y examinándote de la asignatura fundamental: el Amor. Para que un día no lamentes haber malgastado egoístamente tu capacidad de amar y dar vida”.

miércoles, 16 de octubre de 2013

La Leyenda del Espantapájaros

Hoy os dejo un enlace a un corto animado con una historia y una moraleja que van más allá de lo que aparentan. Disfrutadlo. Pensadlo. Recapacitadlo. Compartidlo.






jueves, 3 de octubre de 2013

Menos es más

            Estamos acostumbrados a una actividad más que frenética en nuestra rutina diaria. Suena el despertador, odiamos a quien lo inventó, refunfuñamos resignados, caminamos como si fuésemos zombies hasta el cuarto de baño, nos quedamos mirándonos fijamente en el espejo en plan "qué horror". Cambiamos ese horror por un "es lo que hay". Preparamos un café rápido que nos inyectamos directamente en vena, porque no hay tiempo para saborearlo porque ya llegamos tarde al trabajo.

            Llegas a la oficina. ¿Cuál va a ser hoy la mala noticia? Porque siempre la hay. Revisamos correo, Facebook, Twitter, El Tiempo (si, el tiempo, aunque hayamos venido por la calle caminando a pleno sol, miramos la web del tiempo). ¡Ostras! ¡Si es la hora de desayunar! Another cup of café con leche in cafetería más próxima. Risas, preguntas, deseos. Volvemos al trabajo. Volvemos a revisar el correo. Y Facebook, Twitter,...

            Me voy a ahorrar contar el desarrollo de la tarde, para ello, volver a leer el párrafo anterior, pues no difiere demasiado.

            Salimos de trabajar. Salimos tirando millas para hacer recados antes de que cierren las tiendas, todo esto sprintando por aceras llenas de carritos de bebés, de señoras que, de chonis que...

            Y cuando llegamos a casa, nos damos una ducha, preparamos la cena (algo básico, y rápido), y cenamos, se nos ha acabado el día.

            ¿Qué nos queda después de todo eso? A mi personalmente, me quedan ganas de cagarme en todo. Por eso adoro tanto esos sábados o domingos de sofá-cama, cama-sofá, café con leche in Plaza Mayor, etc. Porque son en esos momentos en que menos tengo que hacer, cuando más me realizo como persona.

miércoles, 28 de agosto de 2013

Baile de máscaras

Es una definición más que acertada para "la vida". Es algo que siempre se ha dicho, y es una de las cosas en las que mas de acuerdo estoy. Todos tenemos un papel en este mundo, y mientras hay quienes eligen escribirlo por sí mismos, otros se conforman con que sean quienes les rodean quienes dirijan el rumbo de su historia.

Bien se puede comparar la vida con un gran baile de Carnaval en el que todos bailamos con todos al ritmo de melodías que en ocasiones suenan más acertadas que otras, cruzamos sonrisas y miradas cordiales que a veces están envenenadas por sentimientos de envidia, rencor, pena, pero así es la vida. Nunca paramos de entrecruzar danzas que para bien o para mal hacen que la noche suceda al día y viceversa.


viernes, 10 de mayo de 2013

El poder de saber decir "no"

            ¿En cuántas ocasiones un simple "no", nos habría salvado de situaciones que queríamos evitar?
            Yo puedo afirmar que... ¡muchísimas! 

            Creo que alguna que otra vez me habría ido bastante mejor si mis labios hubieran plasmado esa simple palabra de dos letras, pero mi complicada conciencia siempre está ahí para torturarme e imponer una lógica inventada a un deseo latente. Luego siempre llega ese momento en el que para mis adentros me maldigo por ser un cretino que ha preferido contentar a los demás antes de reafirmarme en mis ideas.

            Por suerte, estoy consiguiendo enterrar a varios metros bajo tierra a ese "yo" tan personal e impersonal que intenta desesperado mantenerse adherido a mi.

            Comenzaré a recodarte... una vez que te haya olvidado por completo.

jueves, 4 de abril de 2013

Primavera des-anticipada

Ni vuelven las oscuras golondrinas, ni florecen los cerezos del Valle del Jerte, ni siquiera el sol se atreve a acariciar nuestra piel. Algo ocurre por ahí arriba que mantiene ocupados a los dioses mitológicos y nos tienen bastante descuidados.

O tal vez nos hemos descuidado tanto a nosotros mismos que ya ni nos extrañamos al respecto, y preferimos agachar la cabeza esperando a que amaine el viento, o que la lluvia empiece a caer hacia arriba.

En cualquier caso, parece que la primavera ha llegado con pocas ganas de protagonismo, y en un alarde de pasar desapercibida, cualquier día sin previo aviso, dará paso al verano. ¿Cuántas veces hemos pasado nosotros por lo mismo? ¿En cuántas ocasiones hemos preferido pasar de puntillas para no hacer mucho ruido y que nuestra presencia pase inadvertida? ¿Acaso tenemos miedo de ocupar en la vida el lugar que nos corresponde?

jueves, 14 de marzo de 2013

Decir lo correcto

¿En cuántos momentos de nuestra vida nos sentidos obligados moralmente a callar aquello que realmente pensamos para ponernos una máscara que sea de agrado a los demás? ¿Cuántas veces al cabo del día somos capaces de fingir nuestras opiniones? ¿Nos pesa más no disgustar a alguien con una falsa opinión que mentirnos a nosotros mismos? ¿Qué precio tiene ejercer una psicología que no somos capaces de abarcar? ¿Hasta dónde tenemos capacidad de aguantar sobre nuestro hombro conductas absurdas? ¿Realmente somos conscientes de que a nosotros también nos prestan un hombro amigo en el que poder desahogar aquello que tanto nos aprieta por dentro?


¿Cuándo vamos a dejar de decir lo correcto para exponer aquello que somos/pensamos/sentimos?

lunes, 18 de febrero de 2013

La puerta a los infiernos

Siento que a cada grano que se deposita en la parte de abajo del reloj, se va apretando más el nudo que rodea mi garganta, me aleja un centímetro más del cielo para acercarme más al infierno. Veo dos guardianes custodiando la puerta que da acceso al mismo, de aspecto sereno y seguro, como asegurándome que no tengo nada que temer, que ya todo está hecho. Da igual que mire para otro lado, los granos de arena siguen cayendo, van cubriendo mis pies y me cuesta mucho moverme. Los guardianes me siguen diciendo que no me preocupe, pronto todo habrá terminado. La arena sobrepasa ya mi cintura. Extraño ataúd de arena y sal para albergar el momento presente. Los guardianes extienden sus brazos, la arena cubre ya todo mi cuerpo, y con un golpe certero los guardianes rompen mi ataúd para hacerme libre... para descender a los infiernos... para enterrar el presente.

martes, 29 de enero de 2013

Adivina cuánto te quiero

Últimamente no encuentro momentos esos momentos que me inspiran para escribir, pero ayer me regalaron este libro, y no quería dejar de compartir esta historia con vosotr@s.



lunes, 7 de enero de 2013

Los piratas llegan a puerto

            Si, los piratas. Que por estas fechas no sólo los Reyes Magos son los que vienen a visitarnos (aunque mi puerta debe de ser como las que construían los enanos de El Señor de los Anillos, invisibles, y que sólo se ven por aquellos que conocen de su existencia).

            Piratas de botella de ron en mano o no, con Jack Sparrow como capitán o no, perseguidos por Barbanegra o no, nunca lo sabré, pero la cuestión es que me encontré con unos piratas muy poco al uso, la verdad sea dicha. También desconozco de la existencia (o no) de algún Triángulo de las Bermudas por esta zona mediterránea que les haya hecho tomar tierra justamente aquí.

            La cuestión es que me invitaron a subir a su barco porque traían consigo algo importante para mí. Algo que es probable que me cambie la vida, aunque lo cierto es que ya ese cambio ya se estaba produciendo, solo que tal vez yo no era consciente de ello.

           "¿Te atreves a surcar el mar aunque ello te pueda costar la vida?"

         No le tengo miedo a la muerte, si no a la vida que se me niega vivir.