¿Cuántas veces hacemos realmente lo que queremos por simple y sincera auto complacencia? De las muchas veces que dibujamos una sonrisa en nuestra cara, ¿cuántas son porque tenemos una imperiosa acumulación de felicidad?
¿Cuándo somos realmente nosotros mismos, sin atender a protocolos, conductas, consejos,..., en definitiva, normas dictadas por alguien que no tiene derecho ninguno a ejercer ese mandato sobre nadie?
Dejemos a un lado la sencillez y la perfección de fingir, y compliquémosnos la vida siendo fieles a uno mismo, imperfecto como uno mismo.
