En cada nuevo rincón que descubro en mis idas y venidas, siempre aparece ella. No importa lo recóndito del lugar ni lo inaccesible, ella siempre está ahí. Si elevo mi vista al cielo, o si la hundo en lo profundo de la tierra, si cierro los ojos, si doy media vuelta,..., me atrapa en su belleza y pureza, en su simplicidad, en su fuerza ancestral.
Estoy deseando perderme para volver a encontrarme con ella y maravillarme en sus mil formas de sorprenderme.
Con el agua... Con la vida...
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