Maldita Nerea ya lo predijo hace unos cuantos años, entre sus acordes se colaron esos sentimientos a modo de una letra tan terrenal como acertada. Si cada uno de nosotros nos parásemos unos segundos y nos preguntásemos, ¿de quién es esa mirada que me hace grande?, ¿qué responderíamos? Apuesto a que las respuestas incluirían afirmaciones tales como:
- La mirada de mi novio/a
- La mirada de mi hijo/a
- La mirada de mi madre/padre
- La mirada de mi amigo/a
- ...
Estamos siendo observados constantemente en nuestro día a día, casi nunca somos conscientes de las miradas que conocidos y extraños nos dedican, desinteresadas, amables, indagadoras, envidiosas, cariñosas, ...
Y la magia, para bien o para mal, se produce en ese momento en que alzamos nuestra vista y coincide en tiempo y espacio con la de otra persona, se establece un nexo comunicativo en el que el tiempo y el espacio viajan unidos junto con una enorme cantidad de sentimientos a través de la mirada.
Sin duda alguna, me quedo con esa magia buena, con la gente buena que tiene el don de producir esa magia en mí, de hacerme grande.
Con tu mirada, día y noche, a lo ancho y largo del espacio que nos une.
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